Las alteraciones asociadas tanto por el uso del chupete como por la succión digital van a ir cambiando y agravándose a medida que el niño va creciendo, pasando de alteraciones reversibles a deformaciones esqueléticas permanentes, difícilmente solucionables mediante tratamiento de ortodoncia convencional.
Los hábitos de succión no nutritiva constituyen una actividad fisiológica durante los primeros meses de vida del niño, pero si se mantienen pueden afectar el desarrollo de la oclusión dentaria.
Sabemos que el período en el que la dentición temporal está completa en la boca del niño es breve; sin embargo, a pesar de esta brevedad, es fundamental el mantenimiento de su integridad, tanto para el buen funcionamiento como para el correcto desarrollo dentofacial.
La dentición temporal sirve de guía de erupción para la dentición permanente y toda patología en estas edades tempranas, puede repercutir negativamente en el desarrollo de una buena oclusión en etapas posteriores.
Sabemos que la etiología de la maloclusión es multifactorial, ya que sobre una base genética influye toda una serie de factores ambientales, como el tipo de lactancia, la respiración, también factores locales asociados a pérdida prematura de dientes temporales y la presencia de hábitos anómalos orales como son los hábitos de succión. Aquí incluimos los hábitos de uso prolongado del chupete y o del biberón.
La succión es un reflejo que se desarrolla desde la vida intrauterina y es primordial para el bebé pues ayuda a satisfacer sus necesidades nutricionales y psicológicas.
La sensación de hambre y la necesidad de succión surgen al mismo tiempo y forman parte del proceso de desarrollo y alimentación del niño. Por tanto, lo ideal sería que la succión y el hambre quedaran saciadas al mismo tiempo, pero esto no siempre ocurre simultáneamente. Hay bebés que quedan saciados mediante la lactancia materna y hay otros que necesitan de más tiempo de succión, como también ocurre cuando los bebés se alimentan con el biberón. En ambas circunstancias, es cuando el chupete cobra importancia, pues se usa para satisfacer la necesidad de succión.
El uso del chupete como objeto reconfortante en la primera infancia constituye una práctica ampliamente extendida y debe evitarse hacer un mal uso del mismo o que se transforme en un hábito.
Sin embargo, el hábito prolongado del chupete puede tener serios efectos nocivos para el desarrollo de las estructuras bucales en función del tipo de hábito, su duración, intensidad y frecuencia, así como de las características biotipológicas del niño.
El niño debe dejar el hábito de succión del chupete a una edad temprana, puesto que después de los 3 años o incluso antes, ya no tiene la necesidad de succionar ya que ya han erupcionado los primeros dientes y debemos ayudar al niño a hacer el cambio fisiológico de deglución infantil a deglución normal. Este proceso ocurre con total normalidad y son procesos que se producen espontáneamente durante el desarrollo fisiológico normal del niño, siempre y cuando tengamos unas condiciones ambientales y anatómicas normales.
Inicialmente se establece una mordida abierta anterior debido a la interposición del dedo o el chupete entre las arcadas dentales superior e inferior. A su vez conlleva una posición baja de la lengua no permitiendo así, que ésta se apoye en el paladar durante la deglución con lo que la fuerza centrífuga que podría ejercer está anulada, limitando así la capacidad de expansión transversal del maxilar superior. Por otro lado, la constante succión ejerce una fuerza centrípeta hacía dentro de la arcada superior provocando así la compresión del maxilar superior. Estos movimientos y posición de la lengua darán lugar a una mordida cruzada posterior por la limitación del desarrollo transversal del maxilar superior.
Como efectos a medio plazo, destacamos la protrusión dental de incisivos superiores y retrusión de los incisivos inferiores por el apoyo tanto del dedo como del chupete.
Y a largo plazo, las alteraciones destacadas son a nivel esquelético con una compresión del maxilar superior, un aumento del desasrrollo psoterior del maxilar superior y una consecuente posterotación mandibular y protrusión de la premaxila.
Todas estas alteraciones van asociadas a alteraciones funcionales de la masticación, deglución y de dicción como consecuencia de una mala posición lingual mediante la deglución. Por esta razón, el tratamiento de ortodoncia para corregir el desequilibrio de desarrollo y crecimiento de los maxialres, va asociado a rehabilitación miofuncional mediante logopedia.
A continuación, describimos unas estrategias de abandono del hábito des succión:
Tanto el hábito de chupete como el de succión digital son difíciles de erradicar, especialmente el segundo. Idealmente se tendría que abandonar a los dos años.
El refuerzo positivo en los niños es una alternativa muy eficaz siempre y cuando la edad del niño sea la adecuada y su madurez sea suficiente.
En el caso de los más pequeños, deteriorar el chupete de manera que no se consiga hacer la buena succión es un “truco” que funciona muy bien. Teniendo sólo un chupete en casa para que no tenga alternativa posible, se puede perforar la tetina así al succionar ésta se colapsa y no se consigue la succión placentera para el niño. Este truco también es aplicable para el biberón.
El hábito de succión digital es algo más complicado de eliminar. Existen productos con mal sabor que se pueden aplicar en el dedo o dedos. Otras opciones son las que van dirigidas a complicar el acceso al dedo como pueden ser manoplas cosidas a las mangas del pijama o manoplas que inmovilizan el dedo. En Smileline Clinic Barcelona, en numerosas ocasiones, hemos podido a ayudar con la colocación de un aparato fijo al que
le añadimos una bola de resina colocado justo en las arrugas palatinas, que es la zona del paladar donde se apoya el dedo durante la succión, de manera que cuando el niño coloca el dedo sobre esta superficie no es capaz de realizar la succión y no perciben el placer tranquilizador que les proporciona la succión digital.
Si tu hijo todavía sigue con el chupete a partir de los 2 años, hay que empezar a trabajar para que deje el hábito lo antes posible. En Smileline clinic Barcelona, en muchas ocasiones, los padres de los pacientes más jóvenes nos preguntan cómo pueden ayudar a su hijo a que deje el hábito del chupete sin que el niño sufra en exceso. Realmente son pequeños, pero cuando se trata de un problema causado por el chupete o por la toma de biberón a una edad superior a los 3 años, es nuestra responsabilidad y obligación ponernos manos a la obra para eliminar el hábito y evitar futuros problemas de deformidades dentofaciales.
En SMILELINE CLINIC BARCELONA recomendamos hacer la primera visita al ortodoncista a los 6 años de edad. Así podemos prevenir, realizar diagnósticos y o tratamientos de ortopedia dentofacial que evitarán tratamientos posteriores mucho más complejos. Consulta con nuestros profesionales todas tus dudas, solicita tu primera visita de diagnóstico y pide presupuesto.
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